Mariano Montaña, el sanjuanino protagonista en la apertura de las 9 Lunas de Cosquín
Tiene 56 años y la danza folklórica corre por sus venas. Ganador en el rubro de malambo norteño y sureño cuando joven a los 56 años de nuevo es protagonista. Mariano tiene el papel protagónico de la apertura de cada una de las noches en Cosquín

Cada noche, cuando el mítico himno a Cosquín comienza a resonar en el imponente escenario Atahualpa Yupanqui, los aplausos se detienen y todas las miradas se dirigen a un hombre cuya figura encarna el alma misma del festival. Ese hombre es Mariano Montaña, un bailarín sanjuanino de 56 años que, además de su pasión por la danza, lleva en su historia el peso de una doble vida: la de artista y la de médico.
Este 2025, Montaña ha sido elegido como el protagonista central de la obra "Ser Camino", que da inicio al festival todas las noches con una magistral interpretación del himno a Cosquín. Su presencia sobre el escenario no es casualidad; es el resultado de décadas de dedicación, esfuerzo y amor por el malambo, una disciplina que él define como "su primer lenguaje".
Un camino de triunfos y aprendizajes
Mariano comenzó a bailar cuando apenas tenía cinco años, en su natal San Juan. Sus primeros maestros, Chiquito Aballay, Carlos Basso y el Arquitecto Mario Pastrán, sembraron en él el amor por la danza folclórica. Pero fue en la década del 90 cuando su nombre comenzó a resonar con fuerza en el ámbito del malambo. En 1995, ganó el Festival Pre-Cosquín en la categoría de Solista Malambo Norteño, y dos años después, se coronó en la categoría de Solista Malambo Sureño.
"En ese entonces tenía 26 años, era un purrete lleno de sueños. Ahora, con 56 jóvenes años, vuelvo a este escenario tan emblemático, pero con una mochila llena de experiencias, de vivencias buenas y malas que hoy comparto con las nuevas generaciones", comenta con emoción.
Su trayectoria no ha sido lineal. En un momento clave de su vida, Mariano decidió dedicarse de lleno a su otra gran vocación: la medicina. Se formó en la Universidad de Buenos Aires y se especializó en medicina laboral. Durante una década, dejó el malambo para enfocarse en residencias y formación médica. Sin embargo, como él mismo dice, "la pasión pudo más". En la actualidad vive en Buenos Aires desde hace muchos años, pero sigue defendiendo la semilla del ser nacional.
"Siempre digo que soy bailarín de malambo y después médico, en ese orden. Hubo años en los que dejé de bailar, pero el arte nunca me abandonó. Y aquí estoy, 30 años después de aquel primer triunfo en el Pre-Cosquín, volviendo a este escenario que tanto significa para mí", reflexiona.
Un papel lleno de simbolismo
En "Ser Camino", Mariano interpreta a un personaje que viaja desde el pasado al presente, trayendo consigo todo su bagaje cultural y compartiéndolo con los jóvenes bailarines del ballet de la Escuela Municipal de Folclore de Cosquín. Fue convocado por los directores Valeria Gómez y Martín Góris, quienes vieron en su historia y su talento una representación perfecta de lo que significa la continuidad cultural.
"Es un personaje que conecta generaciones, que trae consigo las vivencias del pasado para dialogar con la contemporaneidad. Es un desafío enorme, pero también un honor, porque siento que estoy llevando al escenario no solo mi historia, sino la de tantos artistas que, como yo, han recorrido estos caminos", explica Mariano.
Los ensayos comenzaron el 6 de enero, y desde entonces, Montaña se ha entregado por completo a este proyecto. "Es emocionante compartir con jóvenes que tienen toda la energía y la pasión. Yo los miro y me veo a mí mismo hace 30 años. Es una experiencia que me llena el alma", dice con una sonrisa.
Un llamado a la cultura sanjuanina
Aunque brilla en uno de los escenarios más importantes del país, Mariano no puede evitar reflexionar sobre la falta de apoyo que los artistas sanjuaninos suelen recibir. Esta falta de reconocimiento es un llamado a las políticas culturales de la provincia. "La cultura no debería ser vista como un gasto, sino como una inversión en nuestra identidad. Si no defendemos nuestras raíces, nuestra cultura criolla, corremos el riesgo de perderlas. Es algo que debería preocuparnos a todos", advierte.
El desafío de brillar cada noche
A pesar de los nervios, Mariano está listo para enfrentarse al público cada noche en el escenario Atahualpa Yupanqui. "Es un estado de nerviosismo lindo, de esos que te recuerdan por qué amás lo que hacés. El escenario es enorme, imponente, pero también es el lugar donde uno puede darlo todo", afirma.
En "Ser Camino", el pasado y el presente se unen en un homenaje a la cultura argentina, y Mariano, con su experiencia y pasión, es el puente perfecto entre ambos mundos.
"Este festival es más que un espectáculo; es una celebración de nuestra identidad. Y estar aquí, llevando en cada paso la historia de mi tierra, es un privilegio que me llena de orgullo. Espero que mi camino inspire a otros, porque eso es lo más lindo que tiene la danza: unirnos y hacernos recordar quiénes somos".