Racing es vida
La obtención de la Copa Sudamericana dejó muchas historias de hinchas que son dignas de contar, no solo del viaje, del partido, del festejo es una historia de vida ligada al club mas pasional de la Argentina.
Sentado en la silla incomoda del consultorio y a la espera del médico no dejaba de mirar el celular y la imagen del Cilindro de Avellaneda repleta. Movía sus piernas en clara señal de nerviosismo. Ya algo imaginaba que algo andaba mal. Su apellido se escuchó y se levantó para buscar al médico.
La noticia llegó casi sin anestesia y una palabra de tres letras lo puso contra las cuerdas: ELA (Esclerosis Lateral Amiotrófica): No había vuelta atrás ni había posibilidad de error. La enfermedad del sistema nervioso debilitaría los músculos y afectaría las funciones físicas.
Al salir del consultorio acompañado como siempre de su esposa Laura, se le vino a la cabeza Liliana Ripoll y una frase que quedó grabada para siempre en su memoria "Racing Club Asociación Civil ha dejado de existir". Ese anuncio que hizo la síndico Ripoll el 4 de marzo de 1999 para explicar la sentenciá casi de muerte para la Academia.
Ese día fue tan triste, casi tanto como la noticia que acaba de recibir.
Ser hincha de Racing es sinónimo de sufrimiento. Sufrir ELA es saber que la vida no será fácil.
Federico Alfredo Funes, en 2011 fue diagnosticado con una enfermedad cruel para cualquier persona y justo un año después de haberse casado, con un futuro incierto apostó por la lucha, por la vida.
Desde 1977, en aquel 7 de noviembre ya nació con una enfermedad que ha no ha podido curar en sus 47 años: ser fanático de Racing.
"Vivir con ELA y ser hincha de Racing, no es una combinación ideal. Si se coincide en algo, no sabes que pasara mañana y te dedicas a disfrutar el momento" cuenta en charla con amigos mientras aún mastica la bronca por no haber estado en el Cilindro en la semifinal frente a Corinthians porque le cancelaron el vuelo.
Después del diagnóstico firme de su enfermedad, la posibilidad de ser padre era una opción que generaba miedos, casi los mismos que cuando en la tabla de posiciones se acercaban los de abajo y la pelea con los equipos de abajo asustaban de vuelta.
Pero Fede enfrentó la vida como un partido. Tuvo victorias importantes como la llegada de Pedro y a los pocos meses Racing volvía a ser campeón después de 13 años. Pero también derrotas y empates que dolieron como la pandemia y estar encerrado para poner aun mas en riesgo la vida.
Hace tres semanas, en la noche posterior a clasificar a la final y en el sillón de casa, Pedro y Lucas se pararon frente a él y le dijeron: "Queremos estar en Paraguay".
Fede solo atinó a mirar a Laura, quien encogió sus hombros señalando que ella no tenía nada que ver con ese pedido. La respuesta de Fede fue la que nunca daría, pero porque por un instante le ganó la racionalidad. "No creo, es muy caro lo tendremos que vivir desde acá"
No hubo llantos, pero si una sensación de frustración que no lo dejó dormir esa noche.
Después de hablarlo con Laura en la madrugada, la historia del viaje más maravilloso se empezó a gestar.
Consultas de precios, estimación de gastos, posibles ingresos de dinero, auto, nafta, kilómetros y lo más importante: entradas.
El primer análisis dejaba resultados negativos, pero por esas cosas del destino en su visita a la casa de su padre se encontró con una foto vieja de su abuelo. Se vio con él, con la camiseta de Racing abrazado a él y su padre en el título del 27 de diciembre del 2001.
Allí tomó la determinación. No volvió a pensar en negativo. Fue Positivo. No solo en el resultado, sino en la vida misma.
Sin importar el cansancio, los más de 1700 kilómetros eran un desafío muy importante, no solo por lo largo sino porque el desgaste físico podía pasar factura. Pero ellos fueron solo con una única misión de vivir el momento de su vida con los seres más amados.
El viernes por la noche ya estaban en Asunción, pero con la incertidumbre de no tener entradas y de no saber si podrían cumplir con su cometido de estar en La Olla viendo al equipo de Costas.
No se durmió en la noche previa, hubo festejos, canticos y allí Fede con Pedro y Lucas saltaron, alentaron, cantaron y hasta se emocionaron por ver a gente que como ellos sentían la misma pasión.
Los excesivos costos en la reventa no terminaron con la ilusión. Quedaba la opción gratis del Fan Fest y si bien no era la deseada tampoco terminaba de ser mala. Juntos, familia, padre e hijos con la camiseta blanquiceleste y con ese canto que retumba en Asuncion y Avellaneda.
"De pendejo, te sigo
Junto a Racing siempre a todos lados
Nos bancamos una quiebra
El descenso y fuimos alquilados
No me olvido ese día
Que una vieja chiflada decía
Que Racing no existía
Que tenía que ser liquidado"...
Casi como en la vida misma, como cuando hubo esas largas noches de dolor, esos días muy descompuestos, días de incertidumbre en las cuales las luces parecían apagarse. Siempre hubo esperanza, siempre hubo alguien para alentar a seguir viviendo.
Y Fede cantó fuerte
"Los momentos que viví, todo lo yo que deje
Por seguir a la Academia nadie lo puede entender.
Yo no sé cómo explicar, que te llevo hasta en la piel
Sos la droga que en las venas me inyectaron al nacer
Se me parte el corazón cada vez que vos perdés.
Me pongo de la cabeza y otra vez te vengo a ver"...
Goles y un primer tiempo para la felicidad plena ante Cruzeiro. Pero se sabe que Racing es sufrimiento y hubo mucho para sufrir, pero estuvieron juntos y el pitazo final del árbitro vio el abrazo de los cuatro: Fede, Laura, Pedro y Lucas. Hubo lágrimas que quizás los menores no entendían del todo, pero que ellos como padres si.
Ese momento de felicidad, ese momento de familia, de fútbol es un momento de vida porque para Federico Alfredo Funes Racing es vida.