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Roma

Francisco elige el silencio como homilía en la Misa de Difuntos

 El Papa Francisco presidió la misa de Difuntos en el Cementerio Laurentino de Roma, donde eligió el silencio como homilía en un gesto de recogimiento y reflexión

Papa Francisco

En una ceremonia cargada de simbolismo y recogimiento, el Papa Francisco presidió la celebración de la Santa Misa en conmemoración de los fieles difuntos en el Cementerio Laurentino, ubicado a las afueras de Roma. Esta fue una misa sencilla, en la que el pontífice sorprendió al optar por el silencio en lugar de una homilía tradicional, invitando a los presentes a una reflexión profunda en honor a aquellos que han partido.

Este cementerio, al que ya había asistido en 2018, se destaca por su "Jardín de los Ángeles", un espacio dedicado especialmente a los niños fallecidos, incluyendo los no nacidos. La visita del Papa comenzó precisamente en esta zona, subrayando el sentido de ternura y consuelo hacia las familias que allí encuentran un lugar de descanso para sus seres más pequeños.

Un silencio significativo
Tras la proclamación del evangelio, el Papa mantuvo un intenso momento de silencio, transformando este acto en su homilía. Este gesto inesperado, en lugar de las palabras, se convirtió en una oportunidad para que los asistentes —que incluían algunas autoridades, trabajadores del cementerio y familiares de los difuntos— pudieran honrar a sus seres queridos en una atmósfera de profunda paz.

Este acto contrasta con la misa que el pontífice presidió hace un año en el Cementerio Militar de Roma, donde sí ofreció una homilía centrada en la paz y la esperanza. Aquella ocasión, bajo la lluvia, contrasta con el día soleado de esta misa de difuntos en el Cementerio Laurentino, otorgando una luz especial a la conmemoración.

Una oración de consuelo y esperanza
Antes de concluir la misa, el Papa Francisco dedicó una oración especial en la que pidió recordar el cementerio como "un lugar de descanso para nuestros hermanos y hermanas difuntos", y afirmó: "Renovamos nuestra fe en Cristo, que murió, fue sepultado y resucitó para nuestra salvación".

Con palabras de consuelo, el Papa invocó la misericordia de Dios, pidiendo el descanso eterno para aquellos que han partido y fortaleza para sus familiares, afirmando que "los muertos viven en Ti" y que los cuerpos, confiados a la tierra, participarán un día en la victoria pascual de Cristo.

Francisco también pidió la intercesión de la Virgen María como "signo luminoso" que sostenga la fe de la Iglesia y conduzca a los fieles hacia la gloria divina.

La elección del silencio como homilía y las palabras finales del Papa subrayan el carácter contemplativo de esta conmemoración, marcada por la fe y la esperanza en la resurrección. El próximo 4 de noviembre, Francisco presidirá otra misa en sufragio por los cardenales y obispos fallecidos este año, continuando así con su mensaje de oración y recuerdo para aquellos que han dejado este mundo.

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