Ascienden a Karina Milei y Eduardo Serenellini
El presidente Milei firma decretos para elevar el rango de sus colaboradores, contradiciendo sus políticas de recorte salarial.
En medio del clima de austeridad que ha caracterizado la gestión del presidente Javier Milei, varios de sus funcionarios han sido objeto de ascensos y aumentos salariales significativos, según lo publicado en el Boletín Oficial este viernes.
Manuel Adorni, vocero presidencial, fue ascendido a secretario de Estado, lo que supondrá un incremento en sus ingresos. Similarmente, Eduardo Serenellini, secretario de Prensa, ha sido promovido a la categoría de ministro, marcando un contraste con las políticas de ajuste promovidas por el propio Milei.
Estos movimientos se suman a la reciente elevación de Karina Milei, hermana del presidente, a la categoría de ministra, junto con Dante Javier Herrera Bravo, secretario de Legal y Técnica. En el caso de Karina Milei, se adjudicó de un zarpazo una parte del presupuesto que correspondía a la jefatura de Gabinete y duplicó los recursos para su cartera. Lo resuelto fue un incremento de 35.000 URS (Unidades Retributivas) Adicionales, equivalentes a una suma de $22.214.500 por mes.
El decreto correspondiente, el 337/2024, modifica la Ley de Ministerios para adecuar el rango y jerarquía de ciertas secretarías. Según argumenta el gobierno, esta medida es "impostergable para la gestión".
Serenellini, conocido periodista de televisión y radio, fue protagonista de controversia recientemente al sugerir que algunos argentinos podrían verse obligados a comer solo una vez al día debido a la necesidad de ajuste. Sin embargo, ahora ve un aumento en su propio salario.
Por otro lado, en una decisión adicional que ha generado polémica, los senadores han votado por un significativo aumento en sus propios ingresos. Este incremento se produce después de un reciente decreto que recortó los sueldos del Poder Ejecutivo, aunque Milei ha intentado desligarse de la medida culpando a la expresidenta Cristina Kirchner.
Este contraste entre los ajustes salariales de los funcionarios y las políticas de austeridad promovidas por el gobierno de Milei plantea interrogantes sobre la coherencia de su gestión y la equidad en la distribución de recursos en el país.
