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HUACO

El sacrilegio al que fue sometida la Hostería de Agua Hedionda

El icónico edificio jachallero que durante muchos años, aún sin ser usado era conservado en buenas condiciones, fue reducido prácticamente a ruinas. Fue destrozado y saqueado de los elementos más valiosos. Un desprecio total al patrimonio del Estado y al orgullo de los huaqueños.

Basta observar la fachada de la hostería para presagiar el estado en el que se encuentra el interior de esta joya arquitectónica de la década del ‘60.

Ya no sólo está abandonada, sino destruída. En la Hostería de Agua Hedionda de Huaco lo único que resisten son sus paredes, su estructura. Todo lo demás de ese lugar de Jáchal, sagrado para los huaqueños (nadie del terruño sería capaz de tal acción), fue profanado.


 En estado deplorable. Así están las instalaciones de la icónica Hostería de Agua Hedionda, en Huaco.
Si bien es cierto que el hotel, enclavado justo donde termina el descenso de la Cuesta de Huaco donde se ubican las vertientes de aguas termales, nunca funcionó desde su inauguración en 1962, a lo largo del tiempo se conservó en buenas condiciones. Sin embargo, en el presente verano los lectores de Zonda Diario enviaron imagenes que constatan que está prácticamente destruído.


Al estado de abandono que se observa apenas el visitante llega al lugar, ahora se suma la triste imágen de la fachada con sus vidrios completamente destrozados. Varias de las puertas y ventanas ya no están y al ingresar se puede ver que los artefactos de los sanitarios fueron arrancados, paredes a los que les faltan gran parte de los revoques y revestimientos, techos derrumbados y persianas pendientes de nada.
Las mesadas de la amplia cocina fueron extirpadas de cuajo, junto a llaves de agua, electricidad y cañerías.
Tampoco están las enormes luminarias arañas, que aún sin funcionar, eren motivo de atracción y admiración para los turistas. Todo esta mezclado y perdido entre leyendas y dibujos obscenos que inundan de mal gusto sus muros.

Lo que más impresionaba eran las imponentes luminarias (arañas) de la sala de star. Ahora llaman la atención por su ausencia.
De las mesadas de la cocina sólo quedan los esqueletos a pesar de que los azulejos resisten los embates del tiempo.
A la escalera le arrancaron el apoya manos y tiene inscripciones, leyendas y grafitis de todo tipo, como todo el resto del edificio.
El ingreso principal tapizado de escombros y vidrios rotos. Puertas y ventanas que ya no están. Sólo quedan los despojos de la maravilla que fue.

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