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En 1951

Un partido de fútbol, la primera interna peronista

Racing y Banfield jugaron dos encuentros para definir el campeón del fútbol argentino en 1951. Una final que enfrentó a dos figuras centrales del primer gobierno de Juan Domingo Perón.

Evita da el puntapié inicial en un partido de fútbol.

Transcurrían los últimos meses de 1951 en Argentina. El 11 de noviembre, Perón había sido reelecto para continuar en la presidencia por seis años más. Sin embargo la alegría del triunfo peronista se vio opacada por la noticia de que la primera dama, Eva Duarte, tenía cáncer. En ese contexto, Racing y Banfield se preparaban para definir el campeonato argentino de ese año.

Los dos equipos terminaron el torneo con 44 unidades, una más que River. La igualdad de puntos, pese a que el Taladro contaba con mejor diferencia de gol, obligó a jugar dos partidos de desempate en la vieja cancha de San Lorenzo ubicada en avenida La Plata.

El partido entre Racing y Banfield se jugó en el viejo estadio de San Lorenzo.


La Academia, un equipo plagado de figuras, en las que sobresalían Higinio García, Rubén Bravo, Llamil Simes, Ezra Sued y Mario Boyé, buscaba el tricampeonato, luego de ganar los torneos de 1949 y 1950.

Mientras que Banfield quería hacer historia, convirtiéndose en el primer equipo chico en lograr un título desde que se instauró el profesionalismo en 1931. El Taladro realizó una gran campaña en la que sobresalen las victorias ante Lanús, San Lorenzo, Boca, River (le hizo cinco goles en el Monumental) e Independiente, equipo al que goleó por 5 a 0.

En el exitoso ciclo de la Academia jugó un papel preponderante, Ramón Antonio Cereijo, el ministro de Hacienda de Juan Domingo Perón, hincha fanático del club de Avellaneda. Los hinchas de los equipos rivales llamaban "Sportivo Cereijo" a Racing, por todo lo que había hecho el funcionario nacional por el club de sus amores.

Gracias a Cereijo, el club consiguió un préstamo a tasas muy bajas para construir el fabuloso Cilindro de Avellaneda, estadio que se inauguró en 1950. También gracias al ministro, Racing evitó que el plantel se desmantelara luego de la fuga de figuras que se produjo tras la huelga de 1948. Y como si esto fuera poco, logró incorporar a Mario Boyé, que jugaba en Europa. Una importante suma de dinero tuvo que utilizar para convencer al gran goleador para que regresara al país. Además, como un plus, durante su gestión, incluyó al plantel de Avellaneda en la nómina de empleados del Ministerio de Hacienda.

Pero en el camino al tricampeonato, Racing y Cereijo se toparon no solamente con Banfield sino también con Evita, la primera dama, cuyo deseo era que el equipo humilde saliera campeón, porque en "la Argentina peronista ganaban los pobres".

Para lograr su cometido, Evita envió a Raúl Apold, secretario de Prensa y Difusión de la Presidencia, quien se reunió con el plantel de Banfield y les ofreció un auto a cada uno si le ganaban a Racing.

Hasta el mismo Perón intervino para que se cumpliera uno de los últimos deseo de su esposa, cuya vida se apagaba lentamente. Una noche, le manifestó a Cereijo la conveniencia de que ganara el Taladro.

Las palabras del Presidente provocaron un gran dilema en su ministro: apostar a lo que su corazón anhelaba, que Racing fuera campeón (también le prometió un auto a cada uno de los jugadores del plantel si ganaban), o cumplir con "la orden" recibida, que Banfield se llevara el título.

El primer partido entre la Academia y el Taladro se jugó el 1 de diciembre en el viejo estadio de San Lorenzo. Ante una multitud, que enfrentó el calor agobiante de la jornada, empataron en cero.

Cuatro días más tarde, en el mismo escenario, se disputó el partido definitorio. El primer tiempo finalizó igualado en cero. En el entretiempo, Cereijo apareció en el vestuario de Racing, algo que no sorprendió a nadie. Lo que si sorprendió es lo que le dijo a los jugadores. "Voy a decirles la verdad, la orden es que gane Banfield, pero ustedes hagan lo que quieran", expresó. Sin decir una palabra más se retiró. El silencio y el desconcierto de apoderó de los dirigidos por el histórico Guillermo Stábile.

Apenas iniciado el segundo tiempo, mientras Cereijo se terminaba de acomodar en la tribuna, el "Atómico" Boyé señaló el único gol del partido con un tremendo bombazo que se clavó en el ángulo derecho del arquero Graneros.

Boyé señaló el único gol del partido con un tremendo bombazo que se clavó en el ángulo derecho del arquero Graneros.


Ese gol marcó la suerte de Racing, que se consagró tricampeón del fútbol argentino, y también marcó el destino de Cereijo, quien luego de saldar la deuda externa fue removido de su cargo en febrero de 1952. Meses después, el 26 de julio, murió de cáncer de útero, Evita, "la abanderada de los humildes". La primer interna peronista había pasado a la historia.

Nota publicada originalmente el 5 de diciembre de 2021

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