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Hockey sobre patines

Un Tincho loco y pasional

Después de una grave lesión en el maxilar Martín Ginestar volvió a jugar, fue figura y anotó dos golazos. La resiliencia en estado puro para un deportista de elite a los 39 años.

El viernes volvió a jugar e hizo dos goles ante Bancaria. El domingo jugó por la Liga y anotó por triplicado ante GEBA.Crédito: Gentileza Diego Pelayes

En la tribuna estaban Lucía, Benjamín y Guillermina. Esta vez el papá Roberto decidió quedarse en casa, tanto tiempo lo acompañó, pero el corazón pide un minuto de descanso y en la cocina de su casa se quedó tomando unos mates amargos con Myriam.

Lejos de la Bancaria, los padres del Tincho Martín Ginestar sufren como nadie y se quedan escuchando la radio para saber como le va a Unión y si el 8 entra a jugar.

Ni Roberto ni Myriam pudieron impedir que el Nene se vuelva a calzar los patines de nuevo. ¿Que van a poder? Si fueron ellos los que siempre lo motivaron para que siga jugando a pesar de la adversidad.

Hace 75 días, un bochazo le rompió el maxilar al hoy jugador de Unión.
Debió pasar por una intervención quirúrgica una semana después y quedó con la boca cerrada. Solo pasaba una varillita para poder comer todo procesado.

Silencio y más silencio. Tiempo para reflexionar y pensar en los años en el hockey y los pasos por Olimpia, CPC, Richet, Huracán, Lomas y hoy Unión.

Por la cabeza del Tincho pasó el retiro. Miraba a sus hijos, en especial a Benjamín, que no siguió sus pasos, sino que eligió el fútbol como deporte. 

En el descanso obligado se dio el gusto de acompañarlo pero sabía que algo le faltaba. De hecho tampoco podía dirigir a los jóvenes de inferiores de Unión que lo esperaban.

Pero sus hijos los motivaron, sus dirigidos casi que se lo insinuaron. Pero fue decisión de él.
Cuarenta y cinco días después de la grave lesión volvió a ponerse los patines.

¡Estás loco! Le dijeron. Pero el Tincho sonreía nada mas sin hacer mucho movimiento en su maxilar.

Ya había vuelto a dirigir en inferiores pero sentía que le faltaba algo y eso era jugar.

Cinco días después de ponerse los patines de vuelta, volvió con el bolso y al horario de entrenamiento de la primera.

El técnico, Mauricio García, lo miró y abrió los ojos  grandes. Sonrió también, lo abrazó y le dijo al oído: "Vos estás muy loco".

Había bajado mucho de peso, pero eso no fue impedimento para ponerse a punto. En diez días ya pedía pista. Le aconsejaron usar un casco protector. No quiso. Le dijo al "Chori" (el entrenador) "estoy listo para jugar".

El viernes 28 de abril, justo a los 72 días de haber salido en ambulancia de una cancha de hockey con el maxilar fracturado, el Tincho volvió a ponerse a la 8 del Azul de Villa Krause.

Entró, jugó, hizo dos goles y fue figura en el triunfo ante Bancaria  5 a 4.

Cualquier ser humano normal después de lo que vivió se vuelve a casa y sigue con su trabajo de siempre.

Pero el Tincho es un loco, es un pasional del hockey sobre patines y aunque mamá y papá sufran de casa sabe que tiene una motivación especial.

Martín el Tincho Ginestar sabe que si sigue no es por loco, no es por caprichoso, es porque sabe que es un espejo en el que se reflejan muchos.

Sabe que debe pregonar con el ejemplo, que se debe levantar aunque tenga miedo porque frente a él están sus hijos y sus dirigidos. Al entrar a la pista se olvida de las graves lesiones que tuvo, patina hacia al arco rival para seguir marcando los mejores goles porque a los 39 años sigue mas vigente que nunca.

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