César Monasterio fue presentado como nuevo DT de San Martín

Algunas canas más, el mismo peso, ni un gramo mas. Con barba candado y una sonrisa de oreja a oreja. Así se bajó del auto en el cual llegó antes de las cuatro y media de la tarde.

Lo esperaban los integrantes de la utilería. El primer abrazo fue para Luis Ruarte y allí ya empezó a verse a un César Monasterio con la sonrisa más amplia.

Uno a uno, fueron pasando los saludos y le enseñaron el camino hacia el nuevo lugar de estadía.
Claro, ya no sería el vestuario de jugadores. Era otra puerta, otro pasillo y el camarín del árbitro lo esperaba. Allí estaba su indumentaria y el calzado. No había camiseta de arquero ni guantes. Era extraño para César el nuevo lugar, pero se tendrá que acostumbrar.

Mientras se terminaba de cambiar,  la puerta se entreabrió con el golpecito y la voz de permiso se sentía.
Raúl Antuña llegaba para coordinar la presentación ante el plantel.

Luego de algunos minutos, salieron todos y comenzaron a recorrer las instalaciones del club. Monasterio se mantenía sonriente. Desde que se fue en el 2008, muchas cosas cambiaron de hecho su hijo Tadeo tenía 4 años y hoy está mas alto que él y forma parte de su cuerpo técnico siendo el responsable de los videos.

Al volver al vestuario, la cara era otra para el Gran Capitán. Sus ojos estaban ciertamente vidriados en una clara señal de emoción.
Después de algunos minutos y la charla con sus compañeros de cuerpo técnico salió con carpeta en mano y en su mano derecha el silbato.

El próximo destino era el salón multiuso donde funciona el gimnasio.

Allí lo esperaba el plantel y Raúl Antuña y Pablo Slavutzky, quien fue el encargado de la presentación protocolar.

El saludo fue con cada uno de los jugadores y luego vino la charla mas que íntima, donde se pusieron en claro puntos referidos a las prácticas y la forma de trabajo.

Sin mucho tiempo para perder, el plantel se dividió en dos, con los jugadores que fueron titulares ante Defensores de Belgrano  hicieron una tarea específica con el profesor Emiliano Piccione, mientras que el resto se fue a la cancha auxiliar del estadio Hilario Sánchez junto con Monasterio, Tadeo, su hijo. Su ayudante de campo Matías Fleitas y el entrenador de arqueros Emiliano Diaz.

Su charla permanente con Alejandro Schiaparelli para ir conociendo al plantel se hizo constante en los primeros quince minutos de la práctica. 

Después ya los tenía memorizados, acaso al único que le costaba identificar por el nombre fue Lucas Acosta, el juvenil que ya formó parte del plantel en dos ocasiones.

Dos horas duró el entrenamiento, en el cual hubo entrada en calor, pasadas y fútbol en espacio reducido con tres equipos jugando en mitad de cancha.

Al volver al vestuario, en el camino César se cruzó con algunos hinchas que lo encararon para saludarlo y no se negó con el abrazo para la decena de simpatizantes, entre los que se destacaba el Pantera. En la platea cuatro hinchas le gritaron "vamos capitán" y acompañaron con un par de aplausos.

Antes de llegar al vestuario enfrentó a los grabadores, micrófonos y cámaras para hablar de su arribo.

Respondió a todas las preguntas  y salió caminando junto con Abel Moreno  revisando la carpeta con el cronograma de partidos que se le viene a San Martín con fechas y viajes largos agitados para las próximas semanas.

Después de media hora salió, ya la oscuridad ganaba la jornada del martes. Aún quedaban padres esperando por los chicos de la escuela de fútbol. Uno de ellos,  Tobías con su papá lo encaran y le piden un autógrafo. Monasterio, firma y posa para la foto.

Cesar busca el auto y abrazado a su hijo Tadeo se van después del primer día de trabajo sabiendo que volvieron a casa, en el mismo lugar donde fueron felices siete años.

LA HISTORIA DE MONASTERIO CON SAN MARTÍN

César Monasterio llegó a San Juan en el 2001 luego de haber jugado para Oriente Petrolero de Bolivia y una dilatada trayectoria en el ascenso argentino.

Después de eso no se fue más. Fueron 7 años en los cuales ascendió el 16 de junio del 2007 a Primera en la gran final con Huracán. Luego jugó en primera un año y se fue a Estudiantes de Caseros. Con la camiseta verdinegra atajó 218 partidos y se ganó indefectiblemente el cariño de la gente. Se fue siendo capitán y aclamado por los hinchas.

"Tengo grabada la imagen del ascenso en el 2007 con la cancha llena, entrando yo en mis brazos con mi hija y de la mano mi hijo Tadeo. Hoy, él es mi analista de video y trabaja conmigo en el cuerpo técnico. Mi hija nacida en San Juan hoy está casada y con un hijo. Como no voy a querer a San Juan si es mi lugar en el mundo y en San Martín mejor con el cariño de la gente que siempre me dio y me lo hizo saber en estos días a través de las redes sociales. Estoy ansioso por estar en el estadio de nuevo o sea en mi casa" confesó César.