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La carta de fin de año de Esteban Bullrich

Bullrich carta

La carta de fin de año de Esteban Bullrich. El exlegislador nacional que dejó su banca para así poder dedicar tiempo al tratamiento contra su Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), escribió un extenso texto a modo de observación. Allí, se refirió a las internas dentro su espacio político y pidió no subestimar al kirchnerismo.

El exsenador de Juntos por el CambioEsteban Bullrich publicó este martes una carta de fin de año en la cual, entre diversos temas abordados, reflexionó acerca de la unidad dentro de su espacio político. "Nuestros debates, nuestras peleas y confrontaciones, tienen que ser únicamente sobre las políticas públicas que vamos a llevar adelante", sostuvo.

Bullrich, quien tuvo que dejar su banca en el Senado de la Nación para dedicar más tiempo a su tratamiento y luchar contra la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), también señaló en el escrito: "Mi posición actual me permite una perspectiva despojada de la contienda electoral y, creo, me da una visión que, en el fragor de la batalla, donde estuve mucho tiempo, no es posible tener".

Asimismo, realizó una crítica al kirchnerismo, al cual calificó como "una de las vertientes más extremas del peronismo" y que su retorno en 2019 "fue a experiencia más dura que nos tocó vivir como espacio político".

En tanto, el exlegislador decidió dividir la carta en seis puntos: "Trabajar primero el qué y el cómo, para después definir el quién", "Coordinar el trabajo en las cámaras", "Dar lugar a las nuevas generaciones y no atarnos a lo conocido", "Nadie es imprescindible", "Tenemos que ampliar lo más posible nuestro espacio" y "Estamos acá por la Argentina, no por nosotros".

La carta completa:

CARTA ABIERTA SOBRE LA IMPORTANCIA DE LA UNIDAD EN ARGENTINA

Son momentos difíciles, desafiantes. Los cambios en el mundo se han acelerado de una manera vertiginosa y como país estamos en un momento crucial. Si bien es una realidad que veníamos viendo estos procesos "desde atrás", también es cierto que hoy esa distancia es aún mayor.

Cambios como el desarrollo de tecnologías mediante inteligencia artificial, el combate contra el cambio climático, el trabajo del futuro y las oportunidades, son desafíos que debemos afrontar y sobre los que tenemos que tomar protagonismo de manera inmediata. Porque si no logramos subirnos al tren ahora, no lo haremos más.

Ahora bien, la pregunta que nos hacemos automáticamente es ¿cómo lograrlo? Necesitamos de políticas públicas reales y de dirigentes verdaderamente comprometidos. Hoy, vemos una distancia enorme entre las necesidades y demandas de la gente, y la agenda política. Parece que los políticos vivimos en una realidad paralela que lejos está de las preocupaciones de cada argentino.

Es importante y urgente que nosotros, desde nuestro espacio, tengamos una mirada amplia , superadora, de largo plazo. Para nuestra vuelta en el 2023, la preocupación tiene que estar enfocada en la demanda de millones de argentinos que hoy no tienen respuesta, porque la dirigencia mira para otro lado. Tenemos que cambiar el foco y dejar de mirar puertas adentro.

La unidad tiene que ser una verdad dada en este espacio y en esta coalición política. Nuestros debates, nuestras peleas y confrontaciones, tienen que ser únicamente sobre las políticas públicas que vamos a llevar adelante, sobre lo que necesita la gente, sobre las iniciativas que tenemos que hacer para poner a la Argentina otra vez en una senda de crecimiento, de movilidad social, de progreso.

Esto es lo único por lo cual tenemos que debatir y discutir. Y por supuesto que está muy bien que sea acaloradamente, porque esto demuestra que las miradas son diferentes. Pero lo que no se puede discutir es la base de nuestra coalición política, que es el compartir los mismos valores y el mismo compromiso por una Argentina próspera.

Solo así, con la misma pasión y el mismo objetivo de siempre, que es mejorar la vida de los argentinos, vamos a poder tender los puentes necesarios y dejar de mirar desde atrás, para de una vez por todas, mirar desde y para adelante.

Para qué queremos gobernar y cuál es la manera más sana de llegar al poder

Después del éxito en las legislativas, que fue contundente pero que hay interpretar con modestia, no se abre un panorama fácil.

Tenemos en frente a una de las vertientes más extremas del peronismo, que es el kirchnerismo. Una versión alejada de las virtudes históricas de este movimiento, que sí ejerce con dignidad el peronismo republicano. Alcanza con mirar hacia atrás para comprobar que nuestro adversario tiene una extraordinaria capacidad de regeneración. Desde 2009, cuando la oposición ganó la legislativa en Buenos Aires, le estamos poniendo fecha de vencimiento al kirchnerismo en cada legislativa. Y, salvo en 2015, el siempre sobrevivió. No debemos subestimar a nadie.

El retorno del kirchnerismo al poder en 2019 fue la experiencia más dura que nos tocó vivir como espacio político. Entramos para construir país moderno y pujante y nos fuimos con errores evidentes y algunos logros que recién con el tiempo van quedando claros, pero no conseguimos hacer un gobierno sin asteriscos.

Pero la política, en algunos aspectos, es un poco como el fútbol, y también da revancha, incluso, o especialmente, a los que juegan mal.

Hoy se nos permite luchar de igual a igual, algo impensado en esos días tristes de diciembre de 2019. Un poco por la pandemia, otro poco por la inoperancia del gobierno, un poco de herencia… Las causas de este resurgir son múltiples y dejo a los analistas la responsabilidad de asignarle a cada cual de estos factores la importancia que se merece, porque yo no lo sé. Lo único que sé es que hoy estamos acá y nos llegó la hora, otra vez.

Una de las frases más simples y extraordinarias de Winston Churchill me acompaña desde que decidí emprender este camino. A ella vuelvo en tiempos de duda, que son más de los que quisiera, para encontrar consejo en la sagacidad de ese luchador extraordinario: "En la guerra, resolución; en la derrota, desafío; en la victoria, magnanimidad; en la paz, buena voluntad". Hoy necesitamos resolución, para dar hasta lo último que cada uno tiene para que este país salga adelante; no temer y aceptar el desafío de mostrarles a los argentinos que podemos ser mejores de lo que supimos ser; magnanimidad, para que en la locura de los dos años que tenemos por delante evitemos la tentación de convertirnos nosotros en aquello que debemos combatir; y buena voluntad, para tender manos y puentes, incluso entre quienes nos odian, para empezar a construir un país que se cimiente en la paz y la concordia.

De ese espíritu nacen las sugerencias a continuación.

1. Trabajar primero el qué y el cómo, para después definir el quién

Antes de hablar de candidaturas, tenemos que definir qué tenemos para ofrecerle a la gente. No hay que olvidar que entramos por la ventana: el oficialismo es tan malo en casi todos los aspectos que, después del gobierno que hicimos, nos convirtió en una opción competitiva otra vez. Seamos honestos con nosotros mismos: no hicimos demasiado para que eso ocurra. A corto y mediano plazo, creo que le debemos a la gente una autocrítica: qué hicimos bien, qué hicimos mal, y por qué queremos volver a ser opción; en qué cambiamos, qué podemos mejorar, qué aprendimos. Esto es clave. La inflación y la inseguridad se comen la agenda, pero necesitamos trabajar en una visión de país, en un proyecto. Hoy somos la opción menos mala; tenemos que trabajar mucho para volver a ser la mejor.

La línea entre la humildad y la autoflagelación es delgada, pero no hay que tener miedo a explorar ese límite. Ser humildes, entender que no somos los salvadores de nada, además de una virtud objetiva es una decisión estratégica. La gente ya sabe que no somos los salvadores de nada, reconocer eso demuestra empatía y permite pedir mayores esfuerzos.

Aunque dé miedo, aunque no estemos acostumbrados, tenemos que aprovechar las PASO. Son una herramienta que reduce las heridas, nos obliga a establecer mínimos de convivencia y evita los portazos. La experiencia en provincia de Buenos Aires fue buena y creo que sirve para demostrarnos que puede resultar beneficiosa, incluso si al principio hay diferencias.

2. Coordinar el trabajo en las cámaras

Hoy es imprescindible coordinar nuestro trabajo en las Cámaras. Como nunca antes en mucho tiempo, el trabajo del Legislativo en 2022 será fundamental. Necesitamos funcionar como un reloj suizo: ordenado, predecible y resistente. Habrá que estar muy atentos a los movimientos internos desde y hacia el oficialismo y denunciar cualquier intento de cooptación o maniobra extraña; tenemos que estar preparados para responder de manera preventiva y eficaz ante cualquier provocación y proyecto de corte antidemocrático. Es clave que todos estemos muy atentos a la letra chica de cada proyecto del bloque oficialista, y al mismo tiempo evitemos las divergencias o fisuras en el nuestro. Seguramente intenten dividirnos con algún tema, son especialistas en eso, pero dependerá de nosotros que no lo logren. No podemos dejarnos ganar desde el ego.

3. Dar lugar a las nuevas generaciones y no atarnos a lo conocido

¿A quién queremos engañar? Salvo algunas excepciones, somos siempre los mismos, las mismas personas, las mismas caras. Si no nos votan en un distrito, entonces sencillamente nos pasamos a otro. En estas elecciones, y gracias a las PASO, aparecieron caras nuevas. Ese es el camino, pero necesitamos urgente una renovación, empezar a trabajar en la próxima generación, abrirle el juego, especialmente en el interior. La generosidad es una actitud poco extendida en la política, y quizás sea la más importante a implementar para salir de la arena movediza que es la política argentina actual. Hoy el mundo les pertenece más a los jóvenes que a nosotros, lo entienden mejor, lo viven con mayor intensidad. La elección legislativa nos mostró que hay vida a la derecha de Juntos por el Cambio y que, en la medida en que no podamos mostrarles que somos un partido moderno y comprometido con la regeneración, cada vez más jóvenes optarán por el nihilismo liberal y el pseudo anarquismo destructivo. La política es mucho más que gritos, gestos y pistolas en un escenario, pero a veces eso parece ser lo único que hay.

4. Nadie es imprescindible

Esto es evidente, pero nunca está de más recordarlo. Nadie es lo suficientemente importante como para que el sistema se amolde a su voluntad. En tren de ser y parecer, si queremos defender la república y ser el espacio que represente esa agenda, tenemos que actuar en consecuencia. La alternancia en el poder es uno de los pilares de cualquier república que se pretenda llamar así y los tecnicismos legales que permiten esquivar los límites a la reelección indefinida tienen que ser evitados sin excusas.

Mucho tiempo nos dijeron kirchneristas de buenos modales y son innumerables las acciones que nos permiten refutarlo. Sin embargo, no son tantas las que nos diferenciaron con tanta claridad y énfasis como la ley que prohibía las reelecciones indefinidas a los intendentes de la provincia de Buenos Aires. No tenemos lugar para eludir los límites que nosotros mismos nos impusimos y pretender seguir siendo algo distinto.

5. Tenemos que ampliar lo más posible nuestro espacio

Juntos por el Cambio tiene que convertirse en el garante del sistema democrático, ni más ni menos. No hay excusas. Sabemos de sobra por dónde van a venir los tiros y las trampas. Tenemos 12 años de ventaja, la experiencia de 2003 a 2015. Por eso no podemos darnos el lujo de ponernos quisquillosos y andar midiéndole el pedigree a todo el mundo. Tenemos que ser un partido de puertas abiertas con un único común denominador: la defensa del sistema democrático, las libertades individuales y el derecho a la propiedad. Todo lo demás, aquellas diferencias de grado que todos tenemos, deben subordinarse a ese principio. Allí donde haya un demócrata, debemos tenderle nuestra mano. Insisto, todo debe subordinarse a esa idea, que tiene que plantearse en términos sencillos y categóricos: o se está con la democracia, o se está contra ella. Esa debería ser, en mi opinión, la única pregunta del examen de ingreso.

6. Estamos acá por la Argentina, no por nosotros

De cara a 2023, y más que nunca, tenemos que hacer un ejercicio de generosidad nada habitual en la política argentina. Tenemos que entender que los argentinos no tienen más tiempo para soportarnos en nuestras mezquindades y que es nuestro deber, si queremos que dentro de 10 años haya algo parecido a un país, despojarnos de la soberbia, mirar a la realidad de frente y sin especulaciones y entender para qué queremos el poder. Sacárselo a otro no puede ser la única razón, creer que somos mejores tampoco. Entendamos el país que gobernamos, entendamos sus exigencias y sus necesidades y no creamos, no volvamos a creer, que nuestras recetas son las correctas y que ganamos con la camiseta.

Este punteo, que no pretende ser exhaustivo sino abrir una conversación, busca también funcionar como un recordatorio de los problemas en los que podemos caer si no tenemos presente la intención de nuestras iniciativas, la importancia de la tarea que hay que emprender y la cantidad de gente que depende de nuestros éxitos. Mi posición actual me permite una perspectiva despojada de la contienda electoral y, creo, me da una visión que, en el fragor de la batalla, donde estuve mucho tiempo, no es posible tener.

Feliz Navidad y año nuevo para todos, sigamos adelante trabajando por nuestra Argentina.

Esteban Bullrich".

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